✍️ HISTORIA:
María vivió más de 20 años en su PH de Caballito, un lugar cargado de recuerdos, risas y momentos que compartió con sus hijos mientras crecían. Tras su divorcio, la casa quedó grande, no solo por los metros cuadrados, sino también porque sus hijos ya estaban dando sus primeros pasos hacia la independencia.
En ese momento, María sintió que era el momento de mudarse, de cerrar un ciclo y de buscar algo más pequeño, más acorde a su nueva vida. Decidió vender la propiedad y comenzó a investigar precios, pero en un impulso de autonomía, decidió hacerlo por su cuenta. Con el teléfono en mano y algunas fotos tomadas con su celular, subió su propiedad a un portal inmobiliario.
Al principio, las cosas parecían ir bien. La gente comenzó a llamar, las visitas se multiplicaron, y hasta recibió una oferta. En apariencia, todo estaba marchando según lo planeado. Pero, de repente, algo no le cerró.
“¿Será que la publiqué por debajo de su valor real?”
Y es que, si bien había muchas visitas, las ofertas no llegaban a concretarse. María se encontraba en una encrucijada. Tenía dudas sobre si su precio era el correcto, si el valor que le había asignado a su propiedad era realmente el adecuado para el mercado actual. No quería vender a un precio menor al que realmente valía, pero tampoco quería perder más tiempo.
Fue entonces cuando decidió contactarme. A partir de ahí, analizamos cuidadosamente el mercado de Caballito, viendo propiedades similares, sus características y el contexto del mercado inmobiliario. Lo importante no solo era poner un precio, sino saber cómo presentar la propiedad de manera adecuada, cómo llegar al público correcto, y, por supuesto, cómo ofrecer una experiencia de compra que generara confianza.
Tras realizar los ajustes necesarios en la presentación, María volvió a poner su propiedad en el mercado, pero esta vez con una estrategia sólida y bien pensada. El resultado fue que recibió una oferta más acorde a su propiedad, con un comprador serio y dispuesto a hacer la transacción de forma transparente.
Hoy, María está feliz en su nuevo departamento, más acorde a su nueva etapa de vida. Me agradece constantemente por haberle ayudado a tomar una decisión informada y a no precipitarse, lo cual le permitió obtener el valor que realmente merecía por su propiedad.
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